jueves, 24 de diciembre de 2015

Love (2015)


(Sangre, Sudor y semen... en tu cara)
Con una escandalosa e innecesaria campaña de marketing, Love se presentaba como la primera película porno de Gaspar Noe, donde veríamos penetraciones, pajas y demás. No creo que sea eso lo que nos llame a ver la película, pues si quisiéramos ver gente cogiendo, hay películas más fáciles de obtener y  de menos presupuesto, especializadas en el asunto.  Lo que nos llama la atención, tras ver la campaña de marketing  “LA PELICULA PORNO DE GASPAR NOE”, es comprobar si detrás de todas esas eyaculaciones hay lo que tanto promete: amor.
Al comenzar la película, vemos una masturbación en tiempo real, chico pajea chica, chica pajea chico, sin preferencias. Esta escena, de casi diez minutos, plano secuencia, cámara fija, nos refleja el resto de la película; no hay censura, hay música cachonda, luces expresionistas, tiempos muertos y mucha carne. A decir verdad, me agrada esta escena de inicio, como que no logra esconder nada y tampoco avergonzarse. “Sí, es casi una porno. Sí, no está pasando nada más que unas pajas. Sí, te estas sintiendo incómodo”. Esto no es nuevo en Noe, su obsesión por hacerte sentir incómodo, disgustado o directamente mal, es uno de los factores más fuertes en su filmografía. Lo que rechina un poco es cuando parece que ya no está narrando nada, solamente esta provocando al espectador y la crítica, mostrando pijas y conchas por doquier, ya desde antes del estreno. Love tiene escenas de sexo necesarias y bellas, donde el valor de plano, la iluminación y el tiempo de la misma, ayudan a narran la historia y meternos en la psiquis de nuestro protagonista. Pero, Noe se pone goloso y cuela alguna que otra escena de porno gratuito y burdo, que aunque puede ayudar a avanzar la historia, su tiempo en pantalla nos aburre y ya no nos impresiona de ninguna manera. O sea, es coger, tampoco es que estuviese filmando algo que nunca vimos. 
Con dos horas y cuarto de duración, Love comete un error que ya he visto varias veces en las películas de Noe; el ritmo y el tiempo. La primera hora parece ser perfectamente planeada y escrita, nos presentan los personajes, las situaciones y sus problemas. Pero mientras avanza la película, la historia comienza a perderse, lo que nos importaba al principio queda en un tercer o cuarto plano, y la historia se atasca. Y no es que no pasen cosas, es que las cosas que pasan no hacen avanzar la historia, solo la duermen para mostrar más secuencias de sexo o peleas que no llevan a nada, cuando deberíamos estar en el conflicto, tratando de desatar o atar ese nudo.
Con una perversa ironía (una película porno titulada “Amor”), el director nos retrata una relación de pareja donde el sexo no es solo rutina o acto de cariño, sino una obsesión, un desafío o una pared contra la cual chocarnos, pero recibir placer de todas maneras.  Una historia contada desde el futuro, donde esta pareja ya no existe más y lo que queda es solo recuerdos inmaduros y obsesivos. Murphy, el protagonista, vive con su esposa y su hijo, en un ambiente tranquilo y romántico a simple vista. Pero al entrar en la psiquis del mismo, notamos lo desconforme y resentido que es Murphy, añorando a quien fue su verdadero amor, que por culpa de la madre de su hijo, ya no le pertenece.
Porque al fin de cuentas, Love no es otra cosa que una historia de amor. Una historia de amor obsesivo y carnal, pero amor en fin. Un amor más puro, sensible y real que el que Noe trato de vendernos en Irreversible, porque no son solo cursilerías, son las idas y venidas, el placer y el dolor, el ganar y perder. El amor juvenil, el coger por coger, la vida por delante, los sueños de hacer cine, todo esto se derrumba con el protagonista, y se encuentran llorando, desnudo y drogado en una bañera, sin más nada que hacer. Electra ya no está y no va a volver.

Murphy, Electr y todo lo de más. 
El amor, la obsesión, la inmadurez, el arte, el ser padre, todo esto se ve planteado en la película, no solo el sexo. Poor eso acuso de innecesaria la campaña de marketing de Love. No es una porno, y no me interesa si es una porno, no quiero ver una porno, maldita sea, quiero ver una película que este buena.



sábado, 29 de agosto de 2015

Montage of Heck (2015)




(Pelos largos. Remeras de bandas. Olores impertinentes.) 

Montage of Heck, el llamado “documental definitivo” sobre Kurt Cobain, no es solo el relato de una vida, sino un esquizofrénico paseo por la mente de un nervioso y perturbado personaje. ¿Pero qué tan alejado está el personaje que vemos en la pantalla al verdadero Cobain? No lo sabremos, pero a este punto es absurdo preguntarlo, pues una obra de este estilo siempre esta cargada de proyecciones e intenciones ajenas al documentado. Tanto la mirada del director, Brett Morgen, como la de los entrevistados está plasmada en un documental, que obviamente, no puede representar solo al niño lindo del grunge.

Kurt Donald Cobain decidió morir ya hace veinte años, y desde que este dejo de existir, nacieron decenas de documental que trataban de descubrir o analizar la vida del héroe street teen. Ya pudimos ver documentales de televisión que a través de entrevistas y mínimos registro, sumándole lo que uno puede leer a través de las letras y melodías compuestas por Cobain, trataban de armar una supuesta personalidad del registrado. Pero nunca estamos seguros de cuanto es que conocemos a alguien. No importa cuán fanático es uno de algún artista, no importa cuánto escuche y analice sus canciones, la mente del autor es un misterio, y es casi imposible plasmar una mente ajena en un documental.

“Montage of heck” parte de esa consigna. Cajas y cajas repletas de Kurt Cobain. Cuadernos con poemas y dibujos, cintas de cassette y filmaciones caseras. Brett Morgen logra armar un collage intenso y perturbador con lo que físicamente nos queda de la mente de Kurt. Podemos ver su infancia a través de fotos, filmaciones, sus dibujos y recuerdos de su familia.  Con un trabajo de montaje totalmente infernal, Montage of  Heck nos trata de localizar en la mente desesperada de Cobain, haciéndonos pasar con su música, dibujos y demás, por un tormentoso proceso de adolescencia podrida.
Este documental pudo ser hecho de esta manera única, no solo por el ingenio y trabajo del director y su equipo de edición, sino por la personalidad de Kurt Cobain. El tipo registraba todo lo que hacía, escribía lo que pensaba, dibujaba lo que sentía. A lo que se puede decir que Cobain era efectivamente un artista del estilo de Daniel Johnston, de esos que se ahogan en su propia creatividad. Y no sobra decir, que este documental parece ser una versión un poco más cheta-prolija del aún más épico documental, The Devil and Daniel Johnston.

Extraña también es la forma en la que Morgen decide entrevistar a los pocos narradores de la película. Los pone en sentados en sus apartamentos, pulidos, chetos e iluminados, maquillados como momias eternas, tratando de mostrar una belleza de plástico, que claramente no está. Contraste total entre el dolor punk y adolescente de Cobain y las imágenes lo-fi filmadas por él y sus allegados. La gente cambia y el tiempo corre para todos, al menos que te tires un tiro en la cabeza a los 27 años…

Pero de todos modos… ¿Tan lejano está el héroe Cobain a cualquier otro adolescente jodido del 2015? No lo creo. No hay escasez de gente creativa en el mundo, y fue en lo que me hizo pensar esta película. Podemos hacer un documental emotivo y con aires épicos de cualquier persona que nos deje el material para hacerlo No quiero decir que Kurt Cobain no sea importante, o que su obra y su genialidad no lo sea, sino de que ese sentimiento adolescente de artista punk y (auto)incomprendido es mucho más normal de lo que parece. Me sobran amigos que escriben poesía y dibujan cadáveres en sus cuadernos, pero claramente no van a hacer un documental épico cuando se mueran. Por eso, gocemos la obra de Cobain, lloremos con sus canciones si es necesario, pero no creemos un genio mártir solo porque la generación grunge necesite uno  ¿O capaz en eso está su magia? En el chico que se hizo famoso por ser eso mismo: ser la imagen pura de ese momento de la vida, el adolescente sucio, con olor. 
el cuadernito viajero

miércoles, 3 de junio de 2015

The Poughkeepsie Tapes (2007)

 

Es difícil que una película de terror logre dar MIEDO de verdad. Cuando uno va creciendo, y más si se le agarra el gustito acido por las películas de terror clase B o gore, el elemento principal de ese género se va perdiendo, se diluye en la razón que vamos creando, y dejamos de lado el miedo a los fantasmas o a los monstruos, por miedos de la vida real. Y aunque sé que hay gente más impresionable que otras, es complicado ver una película que provoque un miedo real y palpable, lejos de porquerías hechas con CGI o terror psicológico fácil y aburrido. Y hace un tiempo atrás, junto con mi fascinación con las creepypastas y los finiharios (género de videos experimentales donde predominan las imágenes perturbadoras y cosas disonantes que te dejan incómodo y sin saber cómo reaccionar) encontré un tráiler de una película con un nombre largo, extraño y hasta misterioso: The Poughkeepsie Tapes. Un found footage film (como The Blair Witch Project) que mostraban imágenes extrañas, sin ningún tipo de explicación: gente asustada usando máscaras andróginas que te miran fijo, seres que no podes saber si son humanos o no, largas tomas a la nada que te dejaban expectante de la deformidad que está por suceder. Todo bastante lindo y, obviamente, la calidad de VHS de los 80/90 llaman bastante la atención.
Pasaron muchos meses hasta que volví a toparme con esa película, pero nunca había abandonado la idea de su existencia. Su estilo se había quedado grabado en mi retina y mis traumas infantiles me aseguraban que si la miraba, no iba a poder dormir. Pero decidí hacer de tripas corazón y la vi.
¿Y que fue lo que vi?
Bueno, para empezar, las partes buenas, las partes en las que decís “¿qué carajos es esto? ¿A quién se le ocurrió? “son muy pocas, y el 90% ya lo había visto en el tráiler. El resto de la película es como si fuera un documental de Discovery sobre un asesino serial. ¿Interesante? No mucho. Algunas ideas, como ya dije, son interesantes, los escenarios en que transcurren los asesinatos son creativos, pero el resto es bastante plano y aburrido.
Me decepciono, ya que yo esperaba algo más experimental, una experiencia más visual, como una especie de reto al miedo y, sobre todo, me quede con las ganas de ver más cosas “WTF”, más enfermedad mental, más morbo, más tortura psicológica. Sin embargo, terminamos con un programa de cable que podemos ver un martes a las 3 de la tarde. Y para colmo, todo ese “estilo found footage VHS de los 80/90” que nombre más arriba, está todo hecho con trucos de computadora, ya que las grabaciones son 100% digitales, así que también muere el amor por lo casero, por lo analógico.
Si quieren ver las cosas buenas que tiene la película (que si tiene algunas), búsquenlas en YouTube, va a ser más divertido y no van a matar la ilusión de los segmentos creepypasteros que tiene The Poughkeepsie Tapes.
 
 
 

-Uni.

miércoles, 29 de abril de 2015

Requiem for a Dream (2000)



 
Hay películas que, gracias a su buen manejo del lenguaje y la sutileza, o su originalidad al momento de expresar ideas a través de imágenes, no precisan decir mucho para que sean completas.  Y después esta Requiem for a Dream.
Más que una película mala, Requiem for a Dream es una película vacía. Es una película que gira sobre una idea vaga, gastada, y que ni siquiera lo hace de la manera correcta. Habla sobre lo que no sabe y te intenta vender un guion pobrísimo a través de una fotografía correcta y música clásica CONSTANTE en el fondo. Si, porque eso es lo único que se precisa para que una película sea profunda y con significado.

La historia en la que se centra este film del año 2000, es tan simple como poco creíble: drogadictos. Distintas generaciones, distintos tipos de drogas, el mismo final. Sentir lastima por ellos. Darnos cuenta que las drogas son malas, que nos van a hacer mal, si te cabe la droga te cabe la muerte y todo eso. Pero el principal problema de todo esto es que, para sentir lastima por algún personaje, para poder meternos con ellos en sus problemas y sufrirlos casi como si fueran amigos hay que CONOCERLOS. Y eso no pasa en esta película. No los conocemos, no sabemos que es lo que los mueve. Uno como espectador no sabe por qué te tienen que caer bien. Son personajes planos, estereotípicos, sin personalidades definidas. El blanquito lindo, drogadicto pero tierno. El negro porrero, pero que quiere a su familia. La niña rica rebelde. La vieja solitaria. Ya sabemos desde que empieza la película lo que va a suceder con cada uno de ellos, así que la hora cuarenta minutos que dura es relleno para el “duro mensaje” que nos da al final. DON’T DO DRUGS.

Lo que sorprende de esta película es la aceptación popular y el nivel de “culto” que ha logrado en la sociedad. Con un  78% en Rotten Tomatoes y habiendo entrado en la lista de las 250 mejores películas según IMDB, hace que te preguntes: “¿La gente es boluda o esto es una obra de arte y yo estoy ciego?”. En verdad, esto no se puede responder. Sobre gustos no hay nada escrito y, aunque es cierto que la historia y el guion es simplemente malo y plano, también tiene un buen trabajo de fotografía (aunque a veces puede tornarse un poco repetitivo) y  juega con imágenes chocantes que, 15 años atrás, no se mostraban con la misma libertad que hoy en día.

De todas maneras, a mi parecer, es una película que te hace creer que rompe paradigmas, que se anima a llegar donde otros no lo hicieron, pero en verdad es tan tibia como cualquiera, llena de clichés y lugares comunes, donde el mal es LA DROGA en general, sin darle ninguna importancia a los personajes, haciendo que todo el concepto se pierda y nos queden un puñado de piedras bonitas pero inútiles.

Los pasteros
-Uni

sábado, 25 de abril de 2015

Adieu au langage (2014)




Se habla de Jean-Luc Godard como un genio, uno de los grandes innovadores del cine del siglo XX. ¿Pero cuánto de esto es cierto?  Si, es verdad que quebró con conceptos del cine clásico y logro crear y encontrar su propio estilo. Desde la modernilla nouvelle vague hasta su etapa completamente experimental, conceptual y “arti”: Godard siempre hizo lo que quiso. ¿Pero que tan profunda es su obra? ¿Qué tan craneados son sus experimentos? ¿Qué es arte y que es pura pretensión? Bueno, eso no solo depende de JLG.

Adiós al Lenguaje sigue por la línea de sus últimos trabajos. Películas alegóricas, con una línea argumental nula, centrándose más en la poética, tanto de las situaciones como de los planos. En sí, la historia es mínima, el retrato de una pareja y sus momentos de crisis, entremezclados con la imagen de un perro recorriendo un bosque.
¿Pero por qué esta última pieza fue tan bien recibida en comparación a sus antecesoras? ¿Por qué Adiós al Lenguaje gano el premio mayor en el festival de Cannes? Pues esta parece ser una obra más personal (y eso es mucho hablando de Godard), que trascurre con un aire de despedida. De cierre romántico a una carrera donde siempre se trató de enfrentar lo mismo: el lenguaje.
Godard es como un niño chico, lo que agarra lo rompe. Y romper es la palabra clave. Porque nunca fue su intención reescribir las técnicas cinematográficas, o inventar una corriente eterna capaz de convertirse en escuela.  No, Godard rompe con lo ya establecido experimentando profundamente hasta sacar cada técnica de sus casillas. Así sucede con el 3D y las calidades del cine digital, logrando crear tomas admirables con cámaras caseras y sus más básicas configuraciones.
Con una mirada muy lejos de ser conservadora, el director se para desde el siglo XX para observar el actual siglo en que vivimos. De esa manera logra reflexionar sobre la evolución de la tecnología y las comunicaciones, mostrándonos una visión tan crítica como moderna. No es casualidad que esta película este filmada en 3D, ni en lo-fi, ni tan estructuralmente confusa. Es todo para lograrnos meter en esa distorsión del lenguaje, este glitch humano.

Entonces… ¿Es Godard un genio y punto? ¿O un chanta que vende humo a los pseudo-intelectuales snobs? Bueno, eso depende de cada uno, de que tan uno sea (o este) receptivo a los nuevos lenguajes.  No solo existe el cine de Scorsese o de Michael Bay, y aunque sea bueno o malo, son más accesibles y requieren solamente concentración y algo de simple deducción. En este otro cine, más poético y alegórico, requiere un poder de percepción y reflexión que depende tanto del espectador como del producto en sí. Depende de que tan comprometidos estemos con la obra a la cual acudimos. Y no es que el cine comercial no lo contenga, o sea totalmente vacío, sino que estamos acostumbrados a algo menos exigente. Y al encontrarnos con este tipo de películas podemos quedar perdidos, o negativamente desconcertados.  Mucha gente se enoje o no entiende que es lo que hay que ver allí, pero no es un problema del producto, sino de que tal entregados a la reflexión estemos.

En fin, Adios al Lenguaje me pareció una película hermosa y digna de experimentar, con una manera propia de trasmitir y contar una historia. Y como toda obra de arte conceptual, requiere su tiempo y  estado de percepción y reflexión.

Godard, lo hiciste de nuevo.

martes, 21 de abril de 2015

The External World (2010)



Análisis del corto animado como generalización de las nuevas formas de arte y la juventud.
 

 
¿Qué es esto que estoy viendo? ¿Se me rompió la pantalla? ¿Le entró algún virus a mi computadora?
No, señor, señora. Esto es obra del animador irlandés David O’Reilly, y se llama The External World, una versión libre, surrealista, oscura y perturbadora del mundo pop que nos rodea.
Hace un par de años ya, luego de una etapa plana y sosa de la animación por televisión, algo extrañamente conocido revivió, aunque en un cuerpo totalmente nuevo. Los niños que crecieron entre finales de los 80 y comienzo de los 2000 son ahora gente grande que crea y genera ideas nuevas que, obviamente están fuertemente influenciadas por los dibujitos que miraban cuando eran chicos. Así surgieron series como Adventure Time o Regular Show, que, bajo un aspecto de dibujos aniñados e inocentes se esconde un mundo retorcido y extraño, pero que a nosotros, los ex – niños (devenidos en consumidores de drogas varias y cultura pop a montones) nos hace sentir cómodos, como si luego de una larga caminata por un desierto vacío encontráramos una casa donde nos espera una cocoa caliente y pan con manteca, mientras miramos Pokemon o Ren & Stimpy. Este nuevo tipo de animación, junto con el intento de revivir la nostalgia (VHS, Imágenes de baja calidad, música grabada en casetes, juegos de family) formo una subcultura generalizada entre los jóvenes, que al fin se sintieron parte de algo. Nos convertimos en veinteañeros, los últimos de la edad análoga, que, gracias a nuestra incursión en el mundo de las drogas alucinógenas, nos llevaron a comprender y ver de una manera diferente lo que desde chico nos metíamos por los ojos a toda hora.
Y de toda esta mezcla sale David O’Reilly, y nos trae su arte basado en imágenes grotescas estilo Disney, la cultura bizarra y colorida del Japón y los glitchs de computadora, creando momentos incomodos que casi parecen salidos de una creepypasta (silencios que duran demasiado, personajes mirando fijo la pantalla, sonidos chirriantes que no son para nada agradables,  situaciones donde no sabemos si reírnos o llorar del miedo). Todo su mundo parece un error, como si un virus se hubiera metido en la realidad que conocemos y hubiera puesto todo de cabeza.
En su obra más extensa (aunque solo dure 17 minutos) O’Reilly nos lleva de paseo por ese mundo que tiene en su mente. Un padre en extremo perfeccionista intenta que su hijo toque el piano, los personajes viejos y olvidados de la Warner Bros intentan sobrevivir en un asilo, un pájaro coge con una impresora, nos metemos en una sitcom que nos deja incomodos debido a su atmosfera turbia y pasivamente violenta, las pastillas contra la depresión que hace que NADA te importe, y unos tiernos animalitos del estilo Hello Kitty toman té mientras de fondo se oyen los gemidos de una película porno. Sí. Que carajos.
Sin embargo, al final, cuando tomamos todas esas extrañas piezas y las juntamos en una masa unida de música calma de piano, realmente tiene sentido. Realmente tiene un mensaje. Te deja pensando. ¿En qué? No es muy claro. ¿Está bien esto que vi? ¿Estaré yo bien de la cabeza? ¿Es una crítica social que no logro captar o simplemente intenta generarme incomodidad y nada más? Quizá el mensaje es tan simple como ese. También creo que depende mucho quien lo vea. Seguramente la mayoría de la gente no capte que fue lo que este irlandés intentó hacer. Quizá solo les parezca una bizarreada. Quizá no entiendan porque en un momento sale un cartel que dice que no les dio la plata para animar una parte entonces van a mostrar un boceto de lo que tienen hasta el momento. Para mi es graciosísimo. Para mí es muy inteligente. Para mi es arte conceptual y contemporáneo. Porque así como O’Reilly decidió hacer animación, otras personas decidieron hacer dibujos, o cine, o música basada en ese mismo espíritu. En la distorsión. En la burla. En tomar lo que nos dicen que es basura y ponerlo en una pared y mirarlo y saber que, al final del día, todo es un gran chiste. Yo que sé. Para mí. Y por más que esto no sea nuevo (Duchamp, Warhol, Banksy blablá ya lo hicieron), gente como David O’Reilly, Pendleton Ward, J.G Quintel, lo volvieron a renovar todo.
The External World es un viaje frenético, rápido, extraño pero que vale la pena mirar y observar con atención, para captar todos los detalles, todas las pequeñas cosas que suceden en el fondo y no podemos ver a simple vista e intentar disfrutar algo nuevo que la creatividad humana nos brinda.
 


-Uni
 
 


domingo, 5 de abril de 2015

Escape from Tomorrow (2013)




Yo te quiero enseñar un fantástico mundo.
Ven princesa y deja a tu corazón soñar.
Yo te puedo mostrar cosas maravillosas.
Ven princesa y déjate llevar a un mundo ideal
.
 
Hay películas que, con solo ver un fotograma, ya damos por sentado que va a ser una película pretenciosa, que se cree más profunda de lo que es, que quieren vendernos metáforas baratas como si fueran originales e importantes.

Y Escape From Tomorrow  da esa impresión, con su poster que hace uso apócrifo del ícono de Disney, o sus escenas pseudofuturistas y extrañas, que, claramente, intentan que pienses “¿Qué carajo estoy viendo?”, y frunzas el ceño durante la hora y media que dura.

Pero a mí no me van a cagar. Vamos a ver de qué se trata entonces Escape From Tomorrow.

Eh….Bueno, ¿por dónde empezar? Esta película, que es la Opera Prima del director y guionista Randy Moore, parece intentar ser tantas cosas que al final no es nada. Todo queda por la mitad, todo está poco desarrollado, y puede llegar a ser hasta confusa pero no, como supuse antes, por su “profundidad metafórica” si no por su falta de foco. Pero, al mismo tiempo, carece de ese egocentrismo artístico que creí que tendría.

Pero, ¿qué es? ¿Es un cuento de hadas? ¿Es una crítica social? ¿Es una película de terror psicológico? ¿Es una película sobre las crisis de la mediana edad? Un poco de todo.

La historia se centra en un padre de familia que, en medio de sus vacaciones en Disney, lo llaman para despedirlo de su trabajo. A partir de ese momento, comenzamos a ver el parque como él lo ve, con ojos cansados y la cabeza atormentada por los problemas que cualquier persona de clase media puede tener. Pero, ¿es eso todo? Se hace referencia varias veces a que Jim, el protagonista, tiene demasiada imaginación, entonces, ¿es verdad todo lo que vemos que pasa? O solo forma parte de su psique trastornada? Alucinaciones en los juegos, princesas prostitutas, personajes adorables que se convierte en demonios y dos adolescentes francesas que logran ponerte nervioso.
El mágico parque de Disney es retratado como un lugar caótico, ruidoso, lleno de gente extraña y confusa. Un lugar donde es fácil perder a sus hijos, pelearse con obesos en carritos automáticos o coger con extraños. A veces puede caer un poco en los clichés anticapitalistas, como los dibujos de Ronald McDonald obeso y ladrón, una crítica un poquito barata quizá. Pero Escape From Tomorrow lo disfraza, al hacernos ver todo con los ojos de Jim, así que, lo que vemos realmente es lo que él interpreta de Disney. Está bien.
Más allá de la historia en sí, lo que llama la atención sobre esta película es el modo en que fue filmado: Dentro de Disneylandia, sin permiso de nadie, obviamente. Los realizadores se metían en los parques, en las atracciones y filmaban todo como si fuera una película casera de las vacaciones de alguien. Los actores ensayaban en un hotel y después rodaban todo de una vez usando también una pantalla verde para algunas escenas, con fondos filmados por ellos. Esto le agrega interés a la película, ya que podemos ver como se ve realmente (si sacamos la intención de hacerlo grotesco de mas) ese lugar que tanto nos publicitan, y que, desde pequeños, queremos ir al menos una vez.

Escape From Tomorrow es una película que rompe algunos paradigmas de la forma convencional de hacer películas (todo el tema de la filmación guerrilla), pero, a mi parecer, queda medio perdida debido a la poca concentración que pone en los temas, en la trama (o tramas, ya que parece irse por lados diferentes) que tiene la película, dejándote con más preguntas que respuestas y la necesidad de verla una segunda vez por si no te diste cuenta de algo. Obviamente, vale la pena mirarla, no es para nada densa y nos muestra un lugar del que solo nos venden la cara bonita.



-Uni